l iPhone 16 no está siendo el lanzamiento más exitoso de la historia de la compañía. Uno de los problemas que muchos han señalado para el tibio recibimiento por parte de los usuarios es que su principal novedad, las herramientas de inteligencia artificial, se van a ir desplegando poco a poco y con cuentagotas. En la Unión Europea, por ejemplo, habrá que esperar hasta la primavera de 2025, según se hizo público este lunes. Este hecho, sumado a una renovación menor, parece haber provocado que más de uno haya decidido postergar el momento de cambiar su modelo actual. Esto habría llevado a los de Cupertino a solicitar a sus proveedores que reduzcan el ritmo de producción para adaptarse a una demanda que sería un 15% menor que la del iPhone 15 a estas alturas del año pasado. La multinacional ha recibido otro golpe, que podría suponer un mordisco adicional a unas ventas que no parecen ser las más boyantes de los últimos años. El gobierno de Indonesia ha prohibido la venta de los últimos teléfonos de Apple en ese país, de 270 millones de habitantes. El Apple Watch 10, presentado el pasado mes de septiembre, tampoco se podrá adquirir. La prohibición afecta también al mercado secundario. Es decir, se podrán comprar estos dispositivos en el extranjero y traerlos para uso personal, pero no para comercializarlos. No es la primera vez que pasan por un trance de este tipo. Por ejemplo, el año pasado tuvo que dejar de vender los Apple Watch que incluían la medición de oxígeno en sangre en EEUU debido a una disputa de patentes con Masimo, una empresa de componentes médicos. En Colombia, un juzgado obligó a detener la distribución de iPhones y iPads con 5G por infringir una patente concedida meses antes a Ericsson. Sin embargo, en esta ocasión el motivo no tiene nada que ver con la propiedad intelectual. Las autoridades de Indonesia aseguran que han tomado la decisión porque la compañía californiana no ha cumplido con sus compromisos de inversión. Según el Ministerio de Industria, Apple ha invertido solo 1.500 millones de rupias, cuando el compromiso era de 1.700 millones. Convertido a euros, estamos hablando de una diferencia de 13 millones (95 millones frente a 108).
¿Cómo se llega a prohibir un iPhone?
La disputa parece residir no tanto en el monto total, sino en la forma de utilizar ese dinero. La legislación de ese país obliga a que un 40% de los dispositivos vendidos sean 'creados' localmente. Esto es lo que, por ejemplo, llevó a Xiaomi o Samsung a establecer instalaciones de producción en el país.
Foto: Foto: EC Diseño.
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Apple incluso afirmó que iba a explorar esa posibilidad. Lo dijo el propio Tim Cook en abril, cuando visitó el país y se reunió, entre otros, con el presidente saliente Joko Widodo y su sucesor, Prabowo Subianto, quien ha iniciado su mandato hace poco más de una semana. El CEO de la firma mantuvo un encuentro con periodistas en el que destacó “la capacidad de inversión en Indonesia” y remarcó que había “muchos lugares excelentes para invertir”, y que eso era lo que estaban haciendo. Cook llegó al país asiático desde la cercana Vietnam, donde también se mostró favorable y comentó que iba a aumentar su músculo productivo en ese lugar. No es cierto que Apple no haya establecido nada en Indonesia, ya que ha inaugurado varias academias dedicadas a la formación de desarrolladores. Durante la visita de Cook, el ministro de Industria, Agus Gumiwang Kartasasmita, llegó a afirmar que esta inversión en academias era suficiente para cumplir con la cuota de creación local, aunque también mencionó las diversas vías con las que la compañía podría aumentar su presencia en el país, como una posible joint venture o la colaboración con productores locales para el suministro de componentes.
placeholderEl CEO de Apple, Tim Cook, acompañado del ministro de Comunicación e Informática de Indonesia, Budi Arie Setiadi (izquierda) y el ministro de Industria de Indonesia Agus Gumiwang Kartasasmita, en abril de 2024. (Reuters)
El CEO de Apple, Tim Cook, acompañado del ministro de Comunicación e Informática de Indonesia, Budi Arie Setiadi (izquierda) y el ministro de Industria de Indonesia Agus Gumiwang Kartasasmita, en abril de 2024. (Reuters)
Todo este clima de entendimiento parece haberse desvanecido y lo que era suficiente en abril ahora resulta insuficiente. Habrá que ver si Indonesia consigue su objetivo con este pulso a la compañía o si finalmente retrocede en su postura. Este episodio también sirve para entender cómo diferentes países están presionando a las tecnológicas para captar inversiones de este tipo. El momento escogido para hacerlo no es casual. En los últimos años, esta industria ha buscado diversificar su cadena de suministro para no depender tanto de China. Los motivos son diversos. Por una parte, los costes laborales del gigante asiático han aumentado notablemente en la última década. Por otra, la pandemia de covid-19 mostró el riesgo logístico de tener una concentración tan grande. La tensión geopolítica entre Washington y Pekín y la guerra comercial en torno a la tecnología, bien representadas en el caso de Huawei, han echado más leña al fuego. Hasta la pandemia, las noticias de este tipo eran poco frecuentes y los casos de diversificación esporádicos. La agencia Reuters publicó en 2019 un exhaustivo análisis de la ubicación de proveedores de pantallas, circuitos integrados, altavoces y cargadores, así como de las plantas donde se ensamblan los componentes para dar forma a los dispositivos. En el primer caso, casi una de cada dos compañías estaba en China. Desde 2015, este país había incrementado su participación del 44% al 49% al momento de la publicación del informe, lo que demostraba que la dependencia seguía aumentando. En el caso de las fábricas, la cifra era más apabullante: 9 de cada 10 estaban en suelo chino. Las restantes eran pequeñas plantas situadas en países como Brasil, destinadas principalmente a satisfacer la demanda local.
El caso de La India
Otro capítulo que generó mucho debate, aunque menos extremo que el de Indonesia, tuvo también a Apple como protagonista, pero en India. En 2021 se empezó a rumorear que la empresa había puesto en marcha un plan para trasladar aproximadamente un 10% de la producción de los iPhone al que ahora es el país más poblado del mundo. Las razones para hacerlo son variadas, desde el tamaño del mercado hasta las subvenciones otorgadas por Narendra Modi como incentivo para los que invirtieran en el país. Sin embargo, la principal baza del gobierno de Nueva Delhi fue su proteccionismo. Las importaciones de productos electrónicos y tecnológicos se gravan con un 20%, lo que impulsó a Apple a aumentar su producción en India, convenciendo a socios clave como Foxconn o Pegatron de abrir nuevas plantas o ampliar las existentes para satisfacer la demanda local. El plan parece haber dado resultado: el último año fiscal, que terminó en marzo, Apple ensambló iPhones en India por valor de 14.000 millones de dólares, lo que representa un 14% de su producción global. Estos teléfonos no están destinados únicamente al mercado doméstico, sino que un volumen significativo se distribuye en otros países. Incluso, según The Information, Apple está fabricando allí por primera vez los prototipos de los iPhone 17, a los que les queda casi un año para llegar al mercado.
placeholderModi, junto a Cook y Biden. (Reuters)
Modi, junto a Cook y Biden. (Reuters)
Apple no es la única que ha sido atraída por la fórmula de Modi. Xiaomi, una de las marcas que más ha crecido a nivel global, también ha seguido esta estrategia: produce en India lo que vende en India, y en China lo que vende en el resto del mundo. Poco, su marca blanca, nació en este país. Samsung ha trasladado fábricas allí, y compañías como Realme o OnePlus también han establecido importantes operaciones en el lugar. Otros países han aplicado políticas similares. Brasil y Turquía han ofrecido incentivos fiscales para atraer a diversos fabricantes tecnológicos que han instalado fábricas en sus territorios. En otros lugares, como Rusia, se ha establecido la obligación de preinstalar software ruso en dispositivos como teléfonos inteligentes, televisores u ordenadores, para promover a los desarrolladores y empresas tecnológicas locales. Y hay otros que han optado por incentivos financieros, subvencionando generosamente la manufactura de productos electrónicos. Un caso significativo es el de Vietnam, que ha atraído a empresas como LG, Samsung y la propia Apple. La compañía confirmó hace unos meses que desde 2019 ha duplicado su inversión en ese país, donde cuenta con casi treinta proveedores y donde fabrica un importante volumen de AirPods y Apple Watch anualmente. A pesar de todo esto, China seguirá siendo clave para Apple. El propio Cook, en una visita al país en 2023, habló de una "relación simbiótica" que se remonta a 2001, cuando la compañía encargó a Foxconn ensamblar el iPod, dispositivo que revolucionó la industria musical junto a iTunes y sentó las bases del éxito del iPhone. Con el tiempo, se sumaron otras compañías como Pegatron y Wistron, gigantes con fuerte presencia en la segunda economía mundial, pero dispuestas a expandirse a otros países si la legislación o sus clientes lo requieren. Y muchos ya se están moviendo para cazar cualquier bocado que caiga del plato de China.
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