Giorgio Armani sorprende con su testamento: ordena vender gradualmente su imperio y prioriza a gigantes del lujo

Giorgio Armani fue mucho más que un diseñador de moda: fue un visionario que revolucionó la sastrería masculina, transformó el lujo italiano y convirtió su nombre en un imperio global.

Nacido en 1934 y activo hasta sus últimos años, creó en los años setenta la casa Armani, hoy uno de los grupos más prestigiosos de la moda internacional. Su estilo minimalista, su enfoque empresarial directo y su férreo control creativo lo convirtieron en un referente del sector.



Por eso su testamento, abierto apenas días después de su fallecimiento el 4 de septiembre de 2025, ha sacudido al mundo empresarial y a la industria del lujo. Armani dejó instrucciones escritas de su puño y letra para dividir su herencia y planificar el futuro de su empresa de manera muy particular.


En sus últimas voluntades, Armani ordena vender primero un 15% del grupo en un plazo máximo de 18 meses tras su muerte y, más adelante, entre un 30% y un 54,9% adicional dentro de los tres a cinco años posteriores.

No se trata de una venta abierta a cualquiera: el diseñador especificó que se debe dar prioridad a conglomerados con los que ya existan vínculos comerciales, como LVMH, L’Oréal o EssilorLuxottica, tres gigantes del lujo global.



Como alternativa, si no se concreta la venta a un socio estratégico, sus herederos deberán considerar una salida a Bolsa, es decir, colocar acciones de la empresa en el mercado bursátil. Esta opción contrasta con la histórica negativa de Armani a cotizar su grupo o a diluir su control.

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